El periodo Namban en Japón se extiende desde la llegada a la isla de Tanegashima de los navegantes y comerciantes portugueses en 1543, hasta el año 1639, en que el régimen militar feudal decreta el el cierre total del país a los extranjeros.
En ese tiempo se produjo el encuentro de la cultura nipona con la europea a través de los intercambios comerciales y de la evangelización de los misioneros portugueses y españoles procedentes respectivamente, del puerto de Macao en China, y de Manila en las Islas Filipinas.
Con la llegada de los extranjeros la vida japonesa se vió alterada, debido al descubrimiento de otra cultura muy diferente en sus costumbres, en la ciencia y en el pensamiento, en las artes y en la tecnología. Este conocimiento mutuo fue fruto del intercambio del intenso comercio que se originó entre Oriente y Occidente.
El revulsivo de este encuentro fue la introducción del cristianismo, con el trágico resultado de la condena de los primeros 26 mártires de Nagasaky, que es lo que el autor pretende contarnos con la veracidad histórica que la novela permite.